Mutaciones Urbanas

Monday, October 16, 2006

¿Renovación del Centro?

Para empezar a hablar sobre la transformación del centro que vimos en el recorrido por la Avenida Jiménez y luego hasta el Parque Tercer Milenio, tendría que preguntarme qué es renovación y qué trae consigo cuando se aplica. A la primera pregunta, diría que es la transformación de algo existente en algo totalmente nuevo (con otro carácter, otra infraestructura) o una transformación menos radical, utilizando lo existente y reforzando su carácter o cambiándolo por completo. Después de tener eso claro, es cuando pienso en la segunda cuestión: ¿qué trae consigo cuando se aplica? Y me doy cuanta que es donde empiezan los problemas.

Por lo general, una renovación trae consigo algo positivo, al hablar de lugares dentro de las ciudades (renovación urbana), se hace para recuperar un espacio deprimido, para reforzar los usos que tenía o para reactivarlo cuando está abandonado, entre otras cosas. Así se ha hecho y ha funcionado en varios casos. Sin embargo, los problemas se presentan cuando se piensa sólo en el concepto y no en sus consecuencias, no en las físicas sino en las humanas. En otras palabras, una renovación no tiene sentido si no se pone en primer lugar a las personas. Y para mí, ese es el caso del proyecto del Parque Tercer Milenio.

Si se piensa en una renovación para arreglar un problema como el de El Cartucho, antes de intervenir el espacio para que no existiera más ese centro de criminalidad, era necesario pensar en una solución para los habitantes. Porque ahora, en vez de tener un espacio lleno de casas semidestruidas e invadidas por el crimen, pero también por personas que no le hacían daño a nadie, se tiene un parque prácticamente vacío, que no eliminó el problema, sino que lo desplazó. Es evidente el rechazo de la población al caminar desde la plaza de San Victorino, completamente llena de personas, y ver cómo va disminuyendo el flujo a medida que uno se acerca al parque.

Eso es lo más impactante del recorrido, pensar en cuánto se invirtió en la construcción de ese parque completamente subutilizado, sabiendo que a pocas cuadras están la calle del Bronx y Cinco huecos, donde se sigue viviendo la realidad del Cartucho, pero a menor escala. Donde conviven parte de las personas desplazadas del único lugar al que creían que pertenecían, para ser ahora irónicamente custodiadas por la policía para evitar que sean asesinadas por grupos de limpieza social.

Aquí se muestran unas imágenes tomadas el semestre pasado dentro de la calle del Bronx y en Cinco Huecos en las que se ve la cruda realidad que aún viven los desplazados de El Cartucho, y los cerramientos cuidados por policías. Obviamente, estas imágenes las obtuvimos porque ibamos dentro de una patrulla de la policía, porque según dicen, el que entra ahí y no es bienvenido "sale pero en pedacitos" (en palabras del comandante de la policía de la Estación de Los Mártires).








Cinco Huecos (cra 20 entre calles 11 y 12)









Calle del Bronx custodiada por policías








Interior del Bronx (cra. 15 entre calles 9a y 10a)








El bronx desde el interior de la patrulla de policía.

Después de ver esto, y contrastarlo con la travesía por el Eje Ambiental, la Plaza de San Victorino y el Parque Tercer Milenio, donde parecíamos más turistas que estudiantes, claro, la historia de la ciudad es importante, pero lo es aún más el hecho de aceptar que en medio de esa visita tan agradable, existía una realidad de la que soy en parte responsable. Como arquitecta, en el futuro posiblemente tendré que hacer proyectos de renovación, y sería muy triste y desilusionante tener que llegar a una solución arquitectónica (viable y satisfactoria) sin tener solucionada la parte social, simplemente ¿“porque ese no es mi campo”? No me parece, y lo más triste es que todavía no sé cuál sea la solución.

Pero bueno, volviendo al tema del Parque Tercer Milenio, es verdad, al proyecto aún le faltan dos etapas con las cuales se supone que el flujo de personas que utilizan el parque va a aumentar, y aparentemente va a terminar siendo uno de los lugares más visitados, comerciales y “bonitos” de la ciudad. ¿Pero a qué precio? ¿Cuándo se le dará solución al problema de fondo de El Cartucho? Creo que será cuando entendamos (volviendo al tema de ciudades de muros) que las barreras físicas no son la solución a los problemas de criminalidad y violencia, sino que por el contrario, activan más el instinto animal de los humanos de agredirse unos a otros.

Monday, October 02, 2006

Ciudades de Muros

Una de las cosas que más me llamó la atención acerca de las “ciudades de muros” es el hecho de pensar en el concepto de seguridad, porque a partir de él se generan varias contradicciones. Para empezar, se podría decir que para muchos, el concepto de seguridad tiene que ver con el no-crimen, con la paz y la “tranquilidad” y la no-violencia. Pero ¿cómo se logra eso? Ya sea privada o públicamente, precisamente por medio de eso que se quiere combatir. ¿Por qué? Tal vez no se puede ocultar ese “espíritu salvaje y animal” que llevan los hombres adentro, y se matan como otras especies (arañas, escorpiones, leones) por territorio (aunque ojalá esa fuera la única razón por la que se matan los hombres unos a otros.).

Sin embargo, ¿es efectivo? Suponiendo que dentro de las ciudades muchos grupos humanos se agraden unos a otros (no necesariamente se matan) por territorio, ¿cuales son las consecuencias? ¿Finalmente alguien se queda con su porción de territorio para siempre y el perdedor se retira dignamente? Claro que no. La idea es estar en constante tensión sobre lo que se quiere, y así poder mantener el control. Porque el control no se obtiene manteniendo a la población en calma sino asegurándose de que todos “necesitan” que los protejan, y la consecuencia de eso es lograr que la ciudad no sea de nadie. A pesar de crear muros físicos y virtuales en las ciudades para delimitar un territorio aparentemente propio, el sistema y las políticas que las envuelven hacen que hasta los más protegidos lleguen a sentirse perseguidos e intranquilos en su propiedad, y por eso traten de buscar una protección exclusiva, al no confiar en los organismos de seguridad pública. Y no sólo eso, los grupos sociales siempre están en constante movimiento, en búsqueda de mejores lugares para vivir, más seguros, tranquilos y cómodos, haciendo que los muros que habían construido sean “derrumbados” por otros para construir unos nuevos.
Con esto quiero decir que a pesar del esfuerzo de muchos por establecer límites, éstos siempre van a ser traspasados, y esto se ha demostrado por más temor que se infunda. Así que tal vez no es cuestión de enfrentarse por un territorio que finalmente va a ser ocupado por otros, sino aceptar que dicho territorio no es de nadie, es de quienes acepten que esos límites se pueden romper sin violencia para generar nuevas dinámicas en la sociedad.